El Niño Diabolico

Cuando nació, George Ashman tenía una gran marca de nacimiento roja en el centro de su frente, que hizo pensar a su madre que sería objeto de burlas toda su vida. Por eso, la mujer sometió a su hijo a una operación estética en la que le implantaron dos cápsulas que se convirtieron en cuernos que estiarían su piel y borrarían la mancha.

Las protuberancias se inflaron con los fluidos corporales de la cabeza de George y contribuyeron para que se convirtiera en "el diablito de Somerset", en Inglaterra. Por eso Karen, su madre, recurrió una vez más a los especialistas para que quitaran los implantes y le devolvieran a su "angelito", según el sitio inglés The Sun.

George, un niño de cinco años de Radstock, Somerset, fue operado por primera vez hace cuatro meses. Para alivio de su madre, sólo le quedó con una cicatriz vertical a través de su frente tras la segunda operación.

El procedimiento salió como se esperaba: los implantes eran dos cápsulas inflables que los médicos colocaron sobre sus cejas para que, al inflarse, estiraran la piel y permitieran que después se retirara la capa manchada.

Los especialistas retiraron los cuernos y la mancha y cerraron la piel sobre el cráneo del pequeño, para que pudiera ser un niño normal, ni diabólico ni angelical.